lunes, 29 de septiembre de 2008

Lo mismo pero diferente

No he dejado de ser ni gris ni oscuro. Pero quizá ya no sea casi negro.

Sin más historias, os invito a www.mientrastantos.blogspot.com

jueves, 5 de junio de 2008

Traslacion incompleta

( ♪ tommib, squarepusher♪ )
.
.
Una red tendida en el vacío absoluto, y nosotros en ella.
La traslación no se ha completado y nos ha dejado, sin remedio, perdidos.
Con un tiempo limitado, y sin reloj, esperamos inútilmente lo que nunca llegará.

Lost in translation va dejando, como lo hace la vida, todo a medias en cada escena. Y cualquier sensación de plenitud, como pasa en la vida también, es tan sólo un eslabón que corresponde a una incompleta red de cadenas de orden mayor, que se extiende a través de nuestros días. Donde caen cada vez nuestros sueños, donde aprendemos a depositar las ilusiones, por donde se cuela nuestra fluida esperanza.

Y cada vez .......................................soñamos .....................................más débil,
depositamos ................................ilusiones ............................más escuálidas,
y la esperanza .................................se seca ..........................................del todo,


hasta volverse irreconocible.


El título de la película representa sólo la brillante punta de un oscuro iceberg que transmite, aunque no lo explique, lo que uno siente colgado, tendido en esa red.

miércoles, 4 de junio de 2008

Falsa homeopatía casera que funciona

( ♪ Mundo, Clovis♪ )



No me ha sido fácil hacerme con la substancia. Escasea en nuestros días y probablemente siempre haya sido difícil encontrarla en estado tan puro. Pero el esfuerzo por conseguirla ha valido de largo la pena. Aunque debo reconocer que no ha surgido de mí el interés. Que se ha tratado más bien de una tendencia natural, de un dejarme aconsejar y de otra, una más, cadena, de consecuencias imprevistas, ligeramente facilitadas por dosis de atrevimiento y curiosidad.

Llevo dos días colgado de esto. Es genial. Indescriptible. Y ya lo había probado antes.

Voy a clase, voy al trabajo. Aparentemente mi vida es la de siempre, que no es poco, pero tengo que reconocer que no hay comparación. Para bien o para mal.

Pienso en Nietzsche, bonito, gritando en su habitación, agarrándose de los pelos, mientras su hermana conspiraba al otro lado de la pared. Y él escribiendo impulsivamente, vomitando letras, rumiando ideas. Incapaz de soportar el ritmo de su propio y precioso ritmo.

Sin que importe la capacidad o potencia del individuo, relativo sólo a uno mismo, se produce el mismo efecto de acumulación, superposición, encadenación incompleta en el cerebro de obuses lingüísticos, atómicos, líquidos.

Aunque Todo es cuestión de tiempo, realmente, en este estado, la importancia que le otorgo es muy poca. Mi propia voz me repite, interiormente, que sólo se trata de más. De más. De más.

Y empiezo a entender muchas cosas. Y a trazar los caminos a seguir, una vez el efecto haya pasado, para aprender a segregar la substancia a mi voluntad. Me consta que esto es posible.

Todavía no domino mis reservas de la mezcla de ilusión, fuerza, energía y comprensión que componen esta droga que no sé dónde almaceno, ni cuánta me queda ahí dentro, ni a donde puedo llegar con ella.

En cualquier caso la relación calidad-precio-salud-resultado es excelente.

Y me pongo Mundo, de Clovis. Y me repito que este es mi momento, porque este es mi momento. Y sea finalmente grande o pequeño mi mundo (porque al final eso se sabe, se mide y compara con el de los muertos), lo único seguro es que yo, ahora mismo, no podría ser mucho más.

Que sólo estoy llevándome al límite.

Que a parte de no hacer nada,
es la única opción que me queda.

jueves, 22 de mayo de 2008

Amigo

( ♪ Anywhere I lay my head, Tom Waits♪ )

Con lágrimas en los ojos.

Un día no sólo me di cuenta de que no teníamos tiempo el uno para el otro.

También comprendí que aquello no haría más que empeorar. Como viene haciéndolo, todos estos años.

Y aunque es cierto que nos quedan
los veranos en Ibiza,
tus visitas y las mías,

se levanta con más fuerza el sentimiento, comprensible a todas luces, de que para mí es mas importante mi vida que el contacto contigo.
Y viceversa.

Y cuánto te quiero aunque no te lo diga.
Y preciosa e inútilmente viceversa.

martes, 13 de mayo de 2008

Estoy filtrando estas semanas de viajes.

He vuelto a París y hace un clima genial. Me cuesta escribir así. Aquí.

Revengo en 5 minutos..

jueves, 27 de marzo de 2008

Into the what?

( ♪ Picture of Jesus, Ben Harper ♪ )
.
.

No creo que sea muy necesario ver Into the wild, la película Sean Penn basada en la historia de Christopher McCandless.

(Y salí contento del cine. Me han hecho falta 2 semanas para generar la opinión que ha creado la negación anterior)

Aunque tiene cosas bonitas. Aunque de todo (Todo) se puede sacar algo positivo, al igual que algo negativo. Aunque cada uno puede hacer con su tiempo y su dinero lo que quiera. Sólo digo que yo ultilizaría esas 2 horas para ver otra película diferente.

Fui al cine primero porque trata de un chico que acaba la carrera y no hace lo que se supone que debería de hacer. Eso me atrajo. Lo reconozco.

Y segundo porque vino una amiga y me dijo que me parecía al chico. No tanto por el físico. Sino porque ella me imaginaba haciendo algo así.

Después de ver la película quedé un día con esta amiga y le pegué un tirón de orejas. Por mentirosa!

Así en grande nos diferencian radicalmente tres cosas (al chico de la peli y a mí). Y es que primero de todo, y lo más importante: yo no hubiera dicho que no a esa niñita de 16 años. Segundo, que al chico de la peli se le llena la boca diciendo Alaska, y yo en cambio soy incapaz (lo intenté pero nunca salieron las palabras, y desistí) de ponerle nombre a un objetivo. Y tercero: yo no quemaría un fajo de billetes como algo simbólico, a solas, en el desierto. Más bien los conservaría. Guardaría la performance para otra ocasión.

Y es cierto que los dos tenemos 23 años. Ojos claros. Barba de aquella. Que estamos contentos con nuestros coches viejos. Y sobre todo, estamos de acuerdo en una de las dos conclusiones con jugo de la peli: la importancia de encontrar el ritmo personal ante las cosas. Sabiendo que éste puede cambiar, aumentar, reducir…

Aunque las diferencias sean eternas, las coincidencias son graciosas. Y aunque fuera sin mala intención, sin demasiada repercusión (o sí), no quería que pasara aquello de pensar que dos personas son la misma. Aunque de fondo no haya nada igual. Sólo porque las coincidencias superficiales tienen, en ocasiones, un efecto magnético y pegajoso.

La otra conclusión con jugo que encontré fue casi al final, cuando él dice que la felicidad sólo es real si es compartida. Una afirmación no inmediata, pero peligrosa. Más aún teniendo en cuenta cómo acaba la peli, con esas referencias tan desafortunadas a la religión, que tanto gustan a algunos norteamericanos, cuando parecía que no lo estaban haciendo del todo mal. Pero vienen con esas, y nombran a Dios de manera tan explícita que hacen desconfiar de sus intenciones y consiguen que la película no quede lo abierta que podría haber quedado. Y ese habría sido, al menos, un punto fuerte.

Me ha parecido una peli peor que mediocre con carcasa intercambiable para jóvenes románticos versión 2.0 (menos ingenuos que los primeros).Y la imagen quizá más bonita, cuando el chico llora viendo correr a los renos, en mi opinión llegó muy pronto. Que se lo digan al señor que se sentaba a mi lado: le pilló la escena quitándose aún la chaqueta.

Por contra es precioso, y llega en buen momento, el hombre que vive en el desierto. (Imposible no acordarse del padre de Ben).

Y por si después de esto aún tienes que ganas de verla, te diré que el chico muere al final. Envenenado con unas semillas.

Ala. A lo salvaje.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Dios no existe (pero Diosa sí)

( □ imagen de Jam Montoya □ )

Si existiera un Dios y me castigara por esto, por ponerle a él mismo en duda, y exponerlo en internet.

Qué clase de Dios tan diabólico si no entendiera que yo, hasta donde llega mi conciencia, mi ciencia, mi razón, mi intuición…niegue totalmente su existencia.

No quiero, si esta es su manera de juzgarme (según mis acciones que yo no decido - nadie decide absolutamente nada de lo que hace) formar parte de su mafia. De su apaño. De su dictadura.

Dios es masculino. Y de ahí parte de su fuerza y su prepotencia. Y de su potencia. Y de su debilidad.

Si el Creador, el que nos quiere, el que nos ama…nos quiere y nos ama así...mejor que ni nos quiera ni nos ame. Sinceramente.

Mejor que no genere seres humanos como yo, capaces de apuñalarlo si lo tuviera a tiro. (Y para apuñalar teniendo a tiro es necesaria una escopeta de aquellas antiguas, con un cuchillo en la punta). Para luego castigarles por ello. Porque esto es un pez que se muerde la cola. O un pan que se muerde la punta. Ya está bien, de panes y peces.

Lo maldigo, si hace falta, porque no creo en castigo posible. Creo, en todo caso, en que igual que unos les toca la lotería o un regalo guay en los huevos kinder, a otros les toca un cáncer o un cromo repetido. Pero sin comprar ningún tipo de participación. Y sin ponerle demasiada ilusión. Sólo toca. No se asigna.

Nada allí arriba toma nigún tipo de decisión.

Y no soy uno de aquellos casos de humano, pretencioso, que anhela matar al Dios para ocupar su trono. Para obtener su poder.

Lo que yo quiero es matar al Dios. Simplemente. Y ya está. Para que no estorbe. Para luego seguir solos nuestras pequeñas y accidentadas vidas.

Y cierto es, que ya esta muerto. Ya lo mataron, muchas veces, antes que yo. Se trata más bien de rematarlo.

Pero parece que el planeta todavía no se enteró. Y la Tierra está llena de Dioses que no existen. ¡Ya no existen! Pero que sólo con sus restos, transparentes y escurridizos…sólo con la prolongación del rumor de la intuición de la visión del espejismo de la patraña de la fe… la actitud del oir, ver y callar. Pero sin ver y sin oir. Sólo callando. Y sólo con esto, parece mentira, contaminan todo el planeta. Hasta hoy. Y hasta dentro de mucho tiempo. Aunque murieran. Aunque realmente nunca existieran.

Yo sólo intento amplificar la buenanueva.

Y parece que la religión fuera, demos gracias al Señor, lo que permite que las almitas inconscientes continuen con sus vidas. Porque sin ella no podrían hacerlo. Porque no podrían soportar tanta soledad. Porque no están preparados para tanta verdad…bla bla bla…

Mentiras.

Esas almitas, si hubieran chupado verdad de la gorda desde pequeños...pero esa verdad nuestra, la resignada, la menos, la que sólo quiere decir no mentira. Y nada más.

Entonces serían almas como Dios manda. Y no serían tan inconscientes. Y sus cerebros no se habrían atrofiado. Y podrían usarlos para encarar la vida de frente. Y la muerte de frente. También. Y no de lado y de espaldas, respectivamente, como suele hacerse. Como hacemos, hasta que dejamos de hacerlo.

Y luego entendemos que esto ni se puede ni se debe imponer. Qué sólo hay que hablar de ello. Que ya llegará. Tarde para nosotros, como casi todo. Pero que para aquellos que se niegan, para aquellos que no lo aceptan, no hay ningún tipo de castigo preparado. A nadie le ha dado tiempo. Ni a nadie le importa. Y sólo formaremos parte, todos juntos, del polvo de estrellas. Del universo, se expanda o se contraiga. O haga cosas que no conocemos. O no haga nada, sencillamente.

No tengo miedo a ese Dios inexistente. Tengo miedo, en todo caso, a la puta vida. Porque es la puta más grande conozco. (Y conozco putas bastante enormes…)

Ella, la Puta Vida, ella sí que es la Diosa. Y por ella sí que me arrodillo. A ella sí que le doy las gracias. Y le agradezco los caramelos, la juventud, la fuerza, la ilusión…todo eso que llamamos vida en estado puro. Y a veces olvido que también es vida en estado puro un organismo que se muere. Que se pudre. Que se aplasta y se descompone.

Nosotros queremos llamar vida al color. Al movimiento. A la conciencia. Y dejamos de lado en ese juicio la mitad de la materia. El negro puro. El gris oscuro. El blanco muerte. La parálisis. La repetición. Vida, en estado puro, finalmente.

Esto, en cambio, a la Puta Vida no se le escapa. Y a la Puta Vida le da igual que me cague en sus muertos, porque no tiene. A la Puta Vida le da igual si soy un Santo o un asesino en serie. A la Puta Vida le da igual que la llame puta. Ella tampoco tiene tiempo para castigos. Sólo improvisa. Y ella va dando…de cal y de arena…de todos los colores. Y tiene para todos. Y ella sí que es, de verdad, omnipresente. Omnipotente. Todopoderosa. Infinita. Eterna. Sublime. Preciosa.

La Diosa.

martes, 25 de marzo de 2008

Ellos sí que son olímpicos


Pocas veces me he reido tanto leyendo el diario.

Que el Dalai Lama, la persona que entre otras cosas representa la negación prácticamente absoluta de los deseos, de las pasiones… sea calificado por el gobierno chino de la maldad con rostro humano es cuando menos curioso.

A mi personalmente me hace mucha gracia.

Unos pocos chinorris, como algo casi instintivo, van a proteger la llama olímpica con altas medidas de seguridad. Está claro. Pero el recorrido será muy largo. Y habrá activistas, agrupados o independientes, en los 20 paises por los que está previsto que pase la antorcha. Incluso alguno se esconderá en el Himalaya.

Yo confío en que de todos los intentos de apagarla que se van a producir alguno acierte. Sería precioso que la llama no llegara ni sana ni salva. Que tuvieran que reencenderla a la desesperada, con algún mechero de mano. Que el fuego que salió de Atenas no sea el mismo que llegará a Pekín.

Y lo que determinará el éxito o el fracaso, si alguien acierta y lo apaga, será el que este hecho se registre o no. El que haya como mínimo una foto (¡sólo una!) del momento. Un conjunto de píxeles que representen el instante en el que la llama de la discordia, de la hipocresía, de la contradicción, se apagó.

(Reconozco que sería feliz por un rato si pudiera ver esa foto. O ese video aún mejor. Colgado en el youtube. Fotogramas en diarios.)

Que los juegos olímpicos se anularan sería una victoría aplastante, pragmática, física. Aunque no sé si esto hundiría más a los esclavos que en este mismo momento (ahora mismo) trabajan en las obras de los estadios. Y lo sentiría por los miles de deportistas. Imagino su desolación, su inocente decepción, un cuarto de la vida tirado a la basura azul, donde los plásticos.

Pero pienso que sí, que sería lo mejor que se cancelaran. La manera más eficiente de recordar lo que está pasando. Un megáfono para Tíbet.

Y en todo caso, se celebren o no, me parece vital el que alguien consiga apagar la antorcha. Su valor simbólico, moral, poético…incalculable.

Es lo mínimo que se merecen los que están siendo las víctimas de estos juegos olímpicos. Antes de que veamos a los otros, los flamantes vencedores. Atléticos. Medallados. Cosagrados. Sonrientes. Subiendo al podium. Recibiendo una medalla. De oro. Esculpida entre cráneos humanos.

Porque si nada gordo sucede; si los juegos no se anulan, o si aunque se apague la llama las imágenes no dan la vuelta al mundo; los más de cien muertos en Tíbet y los miles de personas explotadas en China -y las animaladas que pasan aunque no tengamos ni idea, ya que no hay periodistas para contarlo- pasarán a ser, como en tantas otras ocasiones,

polvo, nada, cero.

lunes, 17 de marzo de 2008

El progreso bien entendido

Es más fuerte lo del batería que lo del cantante. Y que les quiten lo bailao.

http://www.youtube.com/watch?v=XG0-Qz1hhy0



domingo, 16 de marzo de 2008

Acerca de viajar en el tiempo

Hoy he pasado por delante de la casa en la que viví hasta los 8 años.

He visto que había un cartel de “Se vende”. Y eran las 11 de la mañana.

Me he apuntado el teléfono. He llamado y me han dicho que para visitarla podíamos quedar a las 15:00. He dicho que sí. Y me he ido a comer a algún sitio en el que era imprescindible no haber estado nunca antes. Estaba comenzando mi viaje al pasado. No podía contaminar la sensación. Tenía que amplificarla. Era importante no cruzarme tampoco con nadie conocido. Se habría quebrado el cristal. (Los viajes en el tiempo siempre se hacen solo)

Un poquito antes de las 3 he llegado al rellano. Cuarto piso. Calle Navarra. Quería estar a solas con el portal, la escalera, la puerta que ya habrá cambiado…antes de que llegara el estresado hombre de la inmobiliaria, con su traje, su casco en el brazo, sin apenas haber comido.

Me ha abierto la puerta, me ha empezado a enseñar la casa. Qué capullo. Me la sé mejor que él. Y encima se ha olvidado de que en la habitación en la que dormíamos mi hermana y yo la ventana da a un patio tristemente mágico, donde siempre había ruidos extraños, donde sólo a duras penas llegabas a ver el cielo. Por donde sube el hombre del saco cuando los niños se portan mal.

Y me he dado cuenta de que con el hombre de traje allí no podría viajar en el tiempo. Pero en estos casos la vida es medianamente buena. Aquí está tu cazo de cal. O de arena. Y le han llamado al móvil, él ha salido, ha vuelto la puerta.

Yo he aprovechado y me he ido al fondo del todo, a la habitación de mis padres, donde pasábamos algunos domingos por la mañana.

Recordaba perfectamente donde está cada pieza de la casa. Pero el espacio se agranda en el recuerdo. O más bien, yo creo que las cosas se hacen más pequeñas según pasa el tiempo. Las paredes se acercan poco a poco. El techo baja.

Y no hay nada que hacer. Aunque uno pueda, como yo, mentir a la inmobiliaria, fingir un interés, colarse por el agujero, viajar en el tiempo, mirar sin poder tocar, recordar sin poder cambiar. Y todo esto me ha desmontado. De nuevo se me han partido las piernas. Me he caído. Me he empapado.

Y cuando el hombre apresurado ha llegado, todavía metiéndose el móvil en el bolsillo, y me ha visto allí, en el suelo, llorando...me ha cogido del brazo, con cariño. Me ha ayudado a levantarme. Y me ha acompañado hasta la puerta.

Bajando las escaleras, mientras yo me secaba las lágrimas, me ha dicho que esa es la mejor, o la peor, parte de su trabajo. Que mucha gente hace estas cosas. Pero que aunque pierda media hora cada vez, es genial ser no sólo el mediador en las ventas de pisos. Sino también el de los pequeños viajes temporales fracasados de antemano, donde él sólo te pone en la puerta, te deja allí, y cuando calcula que tú ya debes estar quebrado, entonces viene a recoger tus cachitos. Te compone.Te coge del brazo con cariño. Te ayuda a levantarte. Te acompaña hasta la puerta.

Dice que se nota en la cara cuando alguien tiene interés o no por comprar el piso.

viernes, 7 de marzo de 2008

Para que nadie se cuele

Yo no digo que, por ejemplo los celos, no sean un sentimiento humano.

Sólo digo que son una subcarpeta que podemos encontrar dentro de otras carpetas varias como egoísmo, sentimiento de posesión hacia una persona querida, miedo a la soledad…

Y que tan humano como sentir esas cosas, como abrir los archivos que las contienen, es el hecho de replanteárselas. Borrar aveces. Cambiar el nombre de alguna carpeta. Pasar el antivirus con mucha más frecuencia.

Porque hay virus realmente nocivos, letales para la libertad, la otra felicidad, la conciencia, la soledad, la evolución… (si es que queremos algo de esto); que se esconden bajo apariencias en principio agradables, disfrazados con nombres que no tendrían porqué hacer desconfiar, como fidelidad, compañía o diversión…

Y el humano que califique a otro humano de inhumano, si de verdad está afirmando lo que dice, el error que está cometiendo es de base.

.

(Y nos entenderemos si queremos entendernos)

El orden de los factores

Para casi todas las cosas...

Seguimos alimentando sistemas en los que las maneras de actuar, las referencias que puedes tomar, los pros y los contras, la evolución de la misma evolución...son tan variados, y la velocidad a la que se mueve esa información es tan rápida, tan inmediantamente contrastable

que quizá, aunque las posibilidades sean tantas y tan amplias, estamos perdiendo mucha información.

O quizá, aunque estamos perdiendo mucha información, las posibilidades son tantas y tan amplias que yo apuesto por esto último.

viernes, 29 de febrero de 2008

Apocalypse later

. ( ♪ Virtual insanity, Jamiroquai ♪ )
.
.;.


Normalmente cuando se me ocurre algo para escribir en el blog y no estoy delante del ordenador, apunto el tema en cuestión en una de aquellas libretitas ortopédicas que tan bien envejecen. Que tan bonitas se hacen con el tiempo.

Dos temas que apunté por separado, en días diferentes, bastante densos como para escribir un post de cada uno, he decido comprimirlos aquí, ya que los dos me recuerdan aquello de “cuidado con lo que deseas, porque puede cumplirse”.

El primero:

Me estoy leyendo el famoso libro “99 francs”, o “13,99 €”, de Frédéric Beigbeder. Dicen que es una historia real. Yo creo más bien que ahí precisamente está el colmo de la ironía: en que es una historia ficticia. La publicidad de última generación. Esto sí que sería pa cagarse y no limpiarse. Orson Welles no ha sido en vano.

Pero suponiendo que fuera verdad…que un publicista escriba un libro contando los entresijos del asqueroso mundo de la publicidad, que se lo publiquen, que sus jefes lo lean, le despidan por ello, y que él se forre vendiendo ese libro que se anuncia por todo París en pancartas de 2x5 metros (lo que mide la casa en la que estoy viviendo), como empezar a comerse las uvas en los cuartos, la verdad es que no tiene precio. Y pagaría mucho más de 14 euros por vivir ese momento, esos días o semanas que pasan entre que el libro sale a la venta y sus jefes lo leen. El ir a trabajar con la sonrisa del que traiciona y esta orgulloso, sin saber si lo habrán leido ya. Imaginándolos empezando el libro, sintiéndose aludidos, sin poder cenar esa noche, acabándoselo en unas horas. Desquiciados. Cerdos torturados. Sensación, por un momento, de justicia universal.

El segundo:

Leo un artículo en el que discuten varios científicos. El más radical afirma que viviremos eternamente. Que ya están estudiando con precisión las 7, 8 o 9 causas del envejecimiento celular (que al final serán más, pero serán unas concretas). Que esto, unido a la clonación, nos permetirá vivir para siempre. Y no se discuten, por ejemplo, las consecuencias demográficas. Se habla tan solo de si llegaremos o no a conseguirlo técnicamente.

Yo no tengo ninguna duda. Como estoy también bastante convencido de que harán pantallas planas aún más planas (y plegables), de que nos teletransportaremos, de que viajaremos a través del tiempo…Y por supuesto que es posible que la Realidad, lo que haya en el fondo, no permita algunas de estas cosas; pero negarse en rotundo, o mostrarse incrédulo ante estos “avances”, siendo como mucho tan ignorante como el más sabio de los humanos, me parece subestimar a una raza que no digo que sea increiblemente inteligente, porque es algo muy relativo, pero que en cualquier caso ha sido capaz de crear máquinas más pontentes que ellos, las cuales llevarán a máquinas aún más potentes, y así hasta un cierto punto, en el cual pienso que la teletransportación y el viaje a través del tiempo serán como hoy montar en bicicleta o subir al ave.

(Aunque no sea capaz de imaginarlas, no me olvido de las cosas que no soy capaz de imaginar. Y sé que están ahí.)

Y claro que me encantaría, como dice el libro, que “idealmente, en democracia, ojalá utilizáramos el formidable poder de la comunicación para mover y sacudir las mentalidades en lugar de atontarlas y paralizarlas”. Y por supuesto que querría tener una esperanza de vida de 500 años. Ser eterno, quizá. ¿Alguno de vosotros, sin hacer de abogado del diablo, no querría lo mismo?

Pero aquí viene la advertencia. Y es que no se trata de olvidar estos sueños. Pero habría (será imposible, a los humanos estas cosas siempre se nos van de las manos) que tener muchísimo cuidado en la velocidad en la que han de llegar estas “victorias”, en caso de que las logremos. Porque (y esto sí que sería irónico) podemos representar el ejemplo más claro de ganar una batalla y perder la Gran Guerra.

Quiero decir que si llegara muy rápido, ese giro en la publicidad de 180 grados, y de repente, de la noche a la mañana, la señora no tuviera aspirador, el señor no tuviera su coche, ni los niños sus consolas, ni los viejos sus viajes…si todo el opio de pueblo se esfumara como la espuma

entonces ese pueblo no aguantaría el batacazo.

Depresión psicológica a nivel mundial. Suicidios colectivos de millares de ciudadanos. Por ejemplo.

Como no aguantaría, en caso que fuéramos eternos, la muerte de un hijo, atropellado, o chafado como una hormiguita. Destruido por un accidente.

Porque si viviéramos para siempre, si a los 10 años en vez de entender que desaparecemos, como pasa ahora, leyéramos en el libro de historia que hubo alguien, un científico hace 1000 años, aún vivo, que descubrió la vida eterna

si esto fuera biológica, celularmente aceptado, interiorizado por nuestros cerebros

si nadie lo dudara ya, si todos lo disfrutáramos, si lo pagara la seguridad social

la muerte de un humano por accidente, la perdida de una vida por error

sería algo tan sumamente dramático en comparación a lo que ya supone hoy en día que quizá no valdría la pena, el vivir eternamente.

O quizá sí. 100 años de luto y listo.

Pero usted no se preocupe. Estas teorías catastrofistas sólo son ciencia ficción. Afortunadamente disponemos de maquinas de viajar en el tiempo de bolsillo, para salvar a sus seres más queridos en el último momento.

Aceptamos el pago mediante lectura del iris.

jueves, 21 de febrero de 2008

Lucha libre y personal

( ♪ Anything new, Digitalism ♪ )




En medio del alboroto, de la discusión, del patio de colegio, de la plaza de mercado…en el que se han convertido algunas conversaciones, pensamientos, emociones…de estos últimos meses; sinceramente en el mejor de los sentidos; diversidad, intercambio, intensidad, ritmo, vida, lágrimas, sudor…

A todos con los que he tenido el placer de charlar. A todos con los que podría aunque no se haya dado.

Me gustaría pedir silencio. Subirme a un cajón. O a un coche. Repartir pistolas cargadas y bombas. Exponerme, como Bhutto, porque se trata también de una lucha, aunque mucho más cobarde, indefinida y virtual. Pero me permito contrastarnos, pues hay un hilo conector. Con todo el respeto a alguien mucho más valiente, definido, muerto y real que yo.

Dejar muy claro que no estoy proponiendo alternativa. No de momento. Pero confío en ello a medio plazo. La lucha se está librando.

Decir que mi postura actual es fácil y dificil. Cruda, bonita y fácil de joven. Cruda, bonita y dificil de mayor. Y que no es más peligrosa que no encomendar esto a nadie. Que dejar que todo fluya sin nadie que lo cuestione a nivel atómico.

Que sólo estoy criticando. Comprendiendo. Detectando. Descifrando. Y no solucionando.

Que no estoy apostando. Que no estoy arriesgando.

Que no hay fin. Sólo proceso. Devenir. Aunque en el transcurso de éste soñemos, comencemos, vivamos, acabemos, recordemos…nuestros triunfos y nuestros fracasos. Las pequeñas vidas que contiene nuestra vida.

Que la norma no es que no haya norma. Sino que no se puede precisar. Se intuye. Y se es consciente del acierto. Pero en silencio. Interiormente. Sin posibilidad de acuerdo real con otros seres vivos. Y esa es la única duda que cabe: la del solitario.

Que palabras como infinito, aleatorio, culpa o mérito…son conceptos sólo humanos. Algo que no es poco. Pero que sólo es humano. Como yo. Y eso, por mucho que se empeñen algunos, y aunque sea lo único que tenemos, no es tampoco demasiado. De hecho sospecho que sólo por ser lo único le damos tanto valor. Como tener una sola fuente. Una sola llama. Una sola vida. Qué pasaría si hubiera varias…Adiós al mito. Adiós al Dios.

Que estoy de acuerdo, Fernando, en que no todas las opiniones son respetables.

Que sí, que me preocupa no tener el talento para sacar ahí fuera lo que sin embargo no tengo ninguna duda de llevar dentro. Pero que aprendo intentándolo. Me aproximo a lo que podría ser.

Pero que sí. Que me preocupa.

Y que han quedado muchas cosas por decir, pero que estos puntos hablan de una actitud, como manera de existir. Sin mayor ambición de definición. Y esto es lo que intentaba decir:

Que esta actitud en formación es la que me está formando. La que me define. La que de momento me caracteriza. Y que esto es lo que soy ahora. Y que para comer tendré que definirme, precisarme, marchitarme…pero en contra de lo que llevo más adentro.

¿De verdad no creeis indispensable el que haya alguien tan en medio de todo, tan bueno y tan malo, con tantas cosas a medias?

Alguien cuya producción se utilice como complemento. Como profunda herramienta de comprensión. Como argumento para no dar nada por sentado. Como detector de mentiras, de aproximaciones a la verdad.

Un ser humano que a pesar de vivir, reir y llorar, ir al banco, al mercado y a trabajar, esté siendo descuartizado. Por él mismo. Y en esa actitud asociada a su vida tendrá lugar su existencia. Sin un objetivo marcado. Hasta el momento en que su cuerpo decida no hacer más de soporte a su conciencia. Hasta que llegue un cáncer. O un atentado. O un alzheimer. O un camión.

sábado, 9 de febrero de 2008

Ser, no ser, ser un poco, serlo mucho...

A es pasional e impulsivo. Blanco (o negro). No se acaba los libros y los devuelve tarde.

B es lo contrario. Reflexivo. Pensativo. Negro (O blanco). Tiene una gran biblioteca.

A hace caso a su corazón. Le fue infiel a su pareja. Pero se lo dijo. Y ahora están mejor que nunca. A y su novia se meten coca juntos.

B lleva la carrera genial. Sale de fiesta, bebe y toma coca también. Pero sabe cuando hacerlo. Nunca se le fue de las manos. Nunca montó un numerito.

A ha pagado, sumando todas las veces, unos 50 euros en comisiones al banco, por no tener a principios de mes el dinero del alquiler. Cosa que nunca le pasa a B, que lleva las cuentas por internet e invierte en bolsa.

Y A cuenta orgulloso en las fiestas que le echaron de dos colegios. Que una vez rechazó un trabajo. Y B se ríe mucho con A. Lo mismo que A con B.

A y B se envidian mutuamente. No demasiado. Sólo un poco, en el fondo. El sentimiento tan humano de querer lo que no tienes. Pero B entiende perfectamente porqué envidia a A. Y porqué, finalmente, no quiere estar en su lado.

A en cambio sólo sabe que son diferentes. Y que él está muy bien donde está. O que en todo caso él no puede ser diferente. Ya no. Vive al máximo. Arriesga. Y ese es su oxígeno. A es un cometa precioso.

B tiene un iPod de 4 gigas. Le ha cambiado los auriculares blancos por otros mejores, pero que sobretodo tienen el cable negro. Nada le indica a los otros viajeros del metro que lo que B lleva en el bolsillo sea un iPod.

Y A, que también tiene un iPod pero de 30 gigas, si tiene el cable negro es por casualidad. Porque así venía con los grandes auriculares que siempre lleva encima.

B escribe en un blog. Se fue de erasmus con las cosas muy claras. Volvió decepcionado. No encontró lo que esperaba.

A tiene 3 libretas donde apunta todo. Donde cuando lo busca no encuentra nada. Se fue de erasmus el mismo año. Como son amigos A fue a ver a B a Helsinki. A y B hablan entre ellos. De ellos mismos. Se alegran de ser quien son. De estar donde están. Si no fuera así pondrían remedio.

Y C, que es apátrida, tambien tiene un iPod. No fue infiel. Escribe. Llora. Sabe traiCionarse. Dejarse llevar. Grita. Se afeita en las entrevistas, depende de quién las haga. C no es blanCo. Ni negro. Ni gris. Porque C no es Concreto. C Cambia. Sabe que Cualquier postura es efímera. Que el equilibrio es imposible, sólo teóriCo. Pero lo busCa. Y lo vive. Lo representa. Lo interpreta. Lo explota.

Y lo más importante, norma vital e inevitable para C, es que ese equilibrio resulte un sistema Compensado, estable y produCtivo no por seguir un funCión Constante e horizontal, sino por ser la mezCla imperfeCta, humana, Carnal, reflexiva, impulsiva, pensativa y pasional de los máximos y mínimos, de lo que a él le parecen las mejores cualidades de A y de B, y de cualquier posición que se imagine.

Y porque esto es una utopía, C ni siquiera es C por muCho tiempo.

Pero es.

miércoles, 6 de febrero de 2008

Borracho, media hora antes...

Nada...que dentro de media hora voy al concierto de Smashing Pumkins...y estoy solo en mi casa, bebiendo.

Que se me ha hecho un poco tarde, y que por eso no llegaré a la hora, sino 10 o 15 despues. Pero que ellos tampoco empezarán a las 8. En parte porque saben que llegamos tarde. En parte porque quieren precisamente eso, hacernos esperar. Y es conveniente saber utilizar esta arma.

Porque lo que pasa es que la raza humana no funciona como la informática. O como el cerebro de algunas personas.

Un beso. A los profes encerrados. A los amigos reticientes. A ella. A la otra. A todos los que entrais. A mi puta madre y a mi papá.

miércoles, 30 de enero de 2008

Pensamiento nº 3: acerca de sentirse parte de algo

A parte de cuando jugaba a futbol, y queríamos ganar la liga, la copa…éramos insaciables.

El sentimiento más fuerte de identidad en el que creo, ahora que sí soy saciable, es el del otro día, en tu casa, cuando llamaron a la puerta.

Entró un tal Mario. Tú ya me habías advertido, que con él se puede hablar de todo. Que era de los nuestros. Y yo mandé un mensaje a Ramón. Le dije que no salía. Me preparé para una noche larguísima. Bajé al paquis a comprar cervezas. Y había gasolina.

Con 23 años, ningún otro me sale de más adentro.

Tout a faire…
.
Bienvenida Elo. ;)

lunes, 28 de enero de 2008

No digas que no es bonito..

( ♪ Estos últimos días, Los planetas ♪ )


No te preocupes, no desespero.

Imagíname escribiendo esto. Tranquilo. Centrado. Igual que si jugara una partida de ajedrez.

En este tiempo me he polarizado mucho. He asentado las pasiones nocivas. Ya casi las domino.

Ligera, preciosa y potente fuerza constante. Irreversible.

Me haces dudar un poco, con tu actitud, pero confío en lo que está en el aire.

No te dije el otro día que ya nadie me duele. Que a cambio sólo pago que ya nadie me absorba. Que son dos cosas positivas. Pero aún así

te quiero cerca.

No insisto lo que querría, sino justo lo que creo mejor. Y esto se convierte en lo que quiero. Tensar lo que destensas. Y espero que no lo dejes

secar,
morir,
pudrir,
descomponer.

Lo escribo aquí porque me lees. Porque es para todos y para tí. Porque saca lo mejor de mí, bueno o mediocre, pero lo mejor. Para crear una pequeña duda. Para que siempre puedas pensar

que esto no iba dirigido a tí.

(No tomes al pie de la letra la canción. Pero escúchala)

Si tú no mueves yo iré tapando agujeros. Sacando el agua. Mientras pueda. Tengo aguante.

Interpreta esto como lo que es:

un movimiento estratégico.

Hacía falta oxígeno y tú estabas ocupada. No es culpa de nadie.

Pero al final llega el punto en que ya nada cuela. Y sería una pena.

Para tí y para mí.

¿Más para mí, porque soy yo el que escribo?

Pienso que no. Cuestión de roles. En breve lo hablamos.

Y por favor, respira el aire de

paz

que te mando.

Ya rozamos una vez
.
la médula espinal.

Contento, finalmente, de todo. Tampoco esperaba más.
.
Sólo hago mi parte.



sábado, 26 de enero de 2008

La arquitectura que no interesa (o qué hago yo en París)

Imagina una melodía, totalmente ecléctica, que sonara de fondo, de hilo musical de tu vida.
.
No bastante fuerte como para reparar en ella todo el tiempo. Ni bastante floja como para que no influya en ti. De hecho acaricia o rasga tu visión de todas las cosas. Como todo, la manipula. Pero esto es continuo e inevitable. Intrínseco a la humanidad. Intrínseco al espacio en sí, a la vez.
.
Tiene la culpa, o el mérito, de una parte importante de tus sueños, de tus sensaciones, esperanzas, estados de ánimo, actitudes…perfila, de manera terrible, tu vida. Y no entenderlo es no entender todavía tu situación física en el universo.
.
No sirve taparte los oidos, porque ya escuchaste, desde que eras pequeño; y ya puedes imaginar sonidos a partir, eso sí, de aquello que aleatoriamente te tocó soportar. O disfrutar. Y de tu bagaje personal. Y de cómo reaccionas ante él.
.
Y toda tu percepción está, aunque no totalmente, si en gran parte limitada por ella. La tuya y la mía, por supuesto. La de todos.
.
Las notas musicales, los silencios, los ritmos, los modestos estribillos…de toda esta melodía, los componen la madera de la cocina, la ventana del cristal crujido, la puerta que no cierran bien, el sonido de los coches en el asfalto sonoabsorbente, el teórico centro magnético que genera la torre eiffel, la insulsa alineación de los bloques de 6 plantas, la curvatura del petfil de la cornisa…de los espacios que, pases o no por ellos, toman forma en tu cerebro.

La arquitectura, con su cara más noble y la más cerda, a parte de pasteles muy bien hechos y acabados, de pasteles no tan bien hechos ni tan bien acabados, de conceptos que no se pueden construir, aparte de hablar de una civilización y de otras cosas que seguramente aún no entenderé, también son todos los factores del entorno influyendo sobre tí a la vez. No sólo los proyectados (que siempre fracasan), sino las partes no controladas de aquellos proyectos. Los restos de alguna intención. Sus variantes. Sus hijos no deseados. Positivos y negativos. Un mensaje subliminal tan grande que te rodea, en más de tres dimensiones, y te absorbe consiguiendo que tu mundo sea una cosa concreta. Mejor, peor...pero concreta.

Y la arquitectura como el soporte y generador de todos esos estímulos es lo que me interesa en este momento. Eso es lo que hago en París. Y que soy erasmus mejor no decirlo muy alto.

Lo demás me parecen juegos, que me interesan también, pero mucho menos. Los necesito para descansar. Para contactar con la realidad de los otros.

Pero es el mensaje subliminal de las cosas muy concretas, su zumbido imperceptible lo que busco. Descodificarlo.

Primero para librarme de él cuando toca. Cuando está empeorando mi vida. Cuando me amarga. Y lo contrario que es entregarme a él, apoyarme en él, usarlo a mi favor.

Y segundo para ofrecerlo a los demás, mi papel en la sociedad. Mi versión de la melodía. La que puede, como puede la arquitectura (osea, poco a poco) acompañarte en casi todo. Sin revelarte grandes cosas. Sólo estando ahí. Cuando naces, cuando vives, cuando mueres. Sin afirmar demasiado por si sola. Ayudándote sólo a lo que tú quieras. Potenciando sólo lo que tú quieras. Detonando cosas concretas. Ofreciéndote la predisposición. Participando de tu teórica libertad, finalmente mentira, pero teóricamente cierta. Porque eso es lo más lejos que nunca podrás llegar, y la arquitectura no debe pesarte. Tan sólo, si quieres, empujarte hacia adelante, o hacia arriba. Soportarte en cualquier caso. Y todo esto se puede conseguir, a priori, de cualquierade las maneras. Todo vale. Desde el concepto más complejo materializado a la perfección a las cuerdas que puse yo en mi techo. Que para vosotros serían cuerdas, pero que para mí eran el escudo de mi refugio existencial.

En ese sentido me siento responsable como arquitecto de una parte de las sensaciones de los demás. Sabiendo que no hace falta que me vengan a buscar, ni que compren mi cd, ni siquiera que me escuchen, ni me lean, ni que yo les caiga bien, para que todo lo que haga (lo que hagamos) repercuta en sus vidas. Y en la mía propia. De manera subliminal, otra vez, pero injustamente implacable. Por suerte en unos casos, por desgracia en muchos más. En favor de la mentira que supone la percepción.
.
Y lo que antes he llamado zumbido, que podeis llamar como querais, es la parte de la arquitectura que no se dice, normalmente porque no se sabe. Y también porque despista el considerar más importantes y trabajar más sobre otras cosas aisladas, como la perspectiva, la metáfora, la composición formal, el detalle constructivo... O combinaciones de las mismas. Que realmente sólo son pequeñas piezas del monstruo del que os hablo. (Y en esas pequeñas piezas se basan a veces vidas enteras. Como en tantas otras cosas, desviadas de la realidad, que es para mí lo que en está pasando en el fondo. Porque en el fondo pasa algo concreto. Aunque sólo tengamos acceso a los fenómenos. “Y qué?” dicen las víctimas menos resignadas, más inocentes, más engañadas. Y tienen, en parte, razón. Porque están en su derecho de considerar su “realidad” la Realidad. Porque dicen tonterías del tipo de “cada uno tiene su verdad”. Sólo porque así se les hace las vida más facil, aunque su sistema sería más complejo, si fuera cierto. Pero no lo es. Y se ven a ellos mismos más justificados. Más interesantes. Y sienten menos la necesidad de explicar las cosas. Y le encuentran más sentido a su vida. Y sólo por esto último no me parece del todo mal. Porque hacen que las cosas funcionen. Y eso siempre es de agradecer. )
.
Qué lujo haber entendido todo esto cuando aún no es demasiado tarde. Cuando estoy en Francia forrado de libros que hablan de ello, algunos que nunca (lacra eterna) podré leer en mi lengua. Cuando aún puedo hacer cosas por encima de la belleza. Cuando puedo poner mi granito de arena en la dada por imposible muerte del arte. Y en esto, no como finalidad (lo veo absurdo), sino como actitud, encuentro yo mi sentido. Al hacer Algo entre tus dos Nadas. Al hacer ruido entre tus dos silencios, pero a intentar convertilo en música. Un Algo con algo. Aunque me lleve, quiza (no creo), a morirme de hambre.
.
Porque uno siempre está a tiempo de bajarse los pantalones. O chupársela al jefe. Que aunque no tenga ni idea de lo que acabo de decir tiene un gran despacho. Y es una buena persona. Dándole así la razón al sistema. Al loco que te da de comer.

Pero eso ya son consecuencias de la vida pura y dura.
.
Yo intentaba hablar de otra cosa. De ideales que no son para alcanzarlos, sino para tenerlos de referencia. Pero para empujar en esa dirección. Para no nacer tan derrotados de antemano.
.
Estaremos encerrados para siempre, con sensación de libertad, dentro de nuestras límitaciones. Sino no tendría porque haber escrito esto.

miércoles, 16 de enero de 2008

Arma letal

( ♪ la guerra de las galaxias, los planetas ♪ )






A veces la intuición es la única manera que tienes de moverte por un territorio oscuro, desconocido, lleno de criaturas extrañas más potentes y veloces que tú, que por otra parte sí que ven en la oscuridad. Y que disponen además de sónars complejísimos, mucho más que tu oido. Por no hablar de las armas secretas que tú nunca podrás tan siquiera imaginar.

En estas ocasiones quizá tu intuición te permita no hacer el rídiculo. Morir a mitad o al final de la batalla. O de la discusión. Matar algún enemigo. Y con algo de suerte puede que sobrevivas hasta el final, si el adversario se ha descuidado. O si no era bastante fuerte. O si no eras tan importante como para acabar contigo. Y ya puedes dar las gracias. Tampoco tenías mucho más que hacer. Lo más correcto era no equivocarse demasiado. Si eres listo te habrás declarado neutral.

La intuición es aquí una bruja que nadie quiere. Hace pócimas que no funcionan. Malvista. Desaliñada. Muestra de incapacidad.



Pero la intuición lo es de algo. Y si la primera coincide con lo segundo se le llama certeza. Y si eres consciente de tu certeza se le llama potencia. Y esa intuición, tansformada en certeza, y luego en potencia, es tu arma secreta, la princesa, silenciosa, invisible. Prácticamente invencible. Y ahora eres tú la extraña criatura. Veloz. Una auténtica depredadora de dudas, omisiones y mentiras. Y una guerra de las galaxias se libra a tus pies, y todos corren. Campo abierto. A plena luz del sol.

Literalmente, no hay donde esconderse.

Pero eso sí, hay que utilizarlo bien:

1 Intuir
2 Acertar
3 Ser consciente
4 Atacar

Y sólo por este orden. Sin fallar en ninguna de las partes del proceso.

Sólo así la bruja, más común e inofensiva, se convierte en la princesa, muy escasa pero letal.

lunes, 14 de enero de 2008

Ardha-kurmasana


Las posiciones en las que escuchamos nuestra música la mayoría de las personas son unas pocas, y por regla general son siempre las mismas, que se repiten.

Andando por la calle, sentados en el metro, delante del ordenador, bailando en la discoteca…

Por casualidad he descubierto que si escucho Tonite, tonite de Smashing Pumpkins en la cama de rodillas, con los auriculares muy fuertes, agachado con la frente apoyada en el colchón, con los brazos acabando de cerrar el espacio que queda entre yo y la cama, creando un pequeño universo…si hago esto mientras la escucho, toda la canción se amplifica. Entiendo mejor lo que dice. Se me clava un poquito más hondo.

Y esto, repito, lo he descubierto de casualidad. Pero ahora ya sé que la posición influye. Y he hecho un par de pruebas, con otras canciones que me encantan. Con otras posiciones igual de ridículas. De momento nada más me ha funcionado. Ya informaré de las investigaciones.

Como en tantas otras cosas, a veces el cambiar algunos factores que hasta ahora no teníamos en cuenta nos resulta sorprendentemente productivo. En este caso quizá es recibir la presión en la cabeza de la fuerza de la gravedad, actuando en una dirección a la que no estamos acostumbrados. O el decidir nosotros, con nuestro cuerpo, el grado de luz que dejamos entrar en nuestro pequeño universo. No lo sé…Pero todo junto realmente produce algo.

Diría que no se puede saber con qué posición potenciar qué canción de antemano. Que la posición hay que arrancarla de la canción, parece ser. De la que lo permita. Porque aunque aún en fase de experimentación, pero intuyo que pocas canciones se dan a esta gilipollez.

Y le llamo gilipollez sólo para quitarle un poco de seriedad. Y explico porqué le llamo gilipollez para quitarle aún un poco más. Pero en serio, si no lo habeis hecho ya, probadlo. Y no es nada misterioso que salga a veces sí y a veces no, sino que salvando que hay que superar cada vez el si me vieran mis colegas…, y que hay que haber acertado con la posición respecto a la canción, lo que me sorprende es que cada vez que lo hago funciona. Como que cada vez que aprieto el interruptor se enciende la luz. Como que cada vez que me pongo a escribir se me hacen las 4 de la mañana.

viernes, 11 de enero de 2008

Indisposición mental

Ayer fue uno de los días mas grises y difusos, aunque no pasara nada especialmente malo. En casa, sin música. Sólo recuerdo otro igual hace más o menos un año.

(Perdonad, chavales, por anular la cena de ayer…)

No hablo de las grandes desgracias que suceden a algunos humanos.

Las atrocidades de las guerras (no sólo las bombas, sino todo lo paralelo: los soldados que violan niñas, los hermanos matándose entre sí, los 5 segundos que tardan en acribillarte mientras esperas para ser fusilado, en fila, junto a 10 amigos más con los que algún día fuiste de copas…); o cuando alguien está empezando algo, algo bonito, hacia la mitad de su vida, y le dicen que tiene cáncer, y se acaba el proyecto; o cuando te partes la columna, te quedas inválido, y una ley no te deja morir aunque lleves 20 años pidiéndolo; un atentado; un maremoto …

Estas situaciones, para mí, son negras. Radicales. Descaradamente crueles. Un punzón igual o más grande que el objeto a punzar, es decir, un desastre. Esto debe dejar a un humano fuera de sí. Probablemente desde dentro de la situación todo sea incomprensible. Aunque entendiéramos, si fuera tan facil, los motivos de la bomba que ha caido. Aunque los entendiéramos a la perfección y aunque viéramos lógica la reacción del enemigo; no nos cabría, sin embargo, tanto daño en los ojos, en las manos, en el cerebro.

Lo que quiero entonces dejar claro es que ayer no sentí nada de esto. Que probablemente no tenga ni mucho derecho a quejarme, después de las cosas que pasan en el mundo. Pero yo estoy aquí, ahora, vivo. Y analizo lo que pienso. Y lo escribo en este blog. Y lo que pensé ayer es que ese, el negro, es un estado de malestar. Innegable. Incontestable. Por supuesto.

Pero quizá por donde estuve antes de ayer, por sólo 4 frases en francés que sin embargo entendí muy bien, ayer sentí de nuevo (2 veces sólo en mi vida con tanta claridad) que también hay otro estado de malestar, el gris, más discutible, no tan inmediato, no tan espectacular ni llamativo, ni reconocible, ni tan comprensible para otro humano desde fuera de mi cerebro; pero que es un estado en el que ya no sientes ni frío. En el que ojalá pudieras, al menos, temblar. Y sentirte vivo así. Pero no. Esto no sucede. Da igual que todo esté a tu alrededor. Da igual que estés en París, que seas joven, que tengas fuerzas…y una intuición de cómo utilizarlas en estos años. Cosas por las que me siento, en general, muy afortunado. Pero ayer daban igual, tú, ella, y ellos. Lo mejor que pude hacer fue tumbarme, mirar el techo, esperar al sueño en una agonía tetrapléjica.

Ayer me pareció intuir de qué estamos hechos en verdad. De qué se componen nuestros sueños. Nuestros recuerdos. Me pareció entender el proceso, de punta a punta. De manera sintética pero intensa. Potente. Y no sé cuantas veces volverá esa sensación. Y estoy dispuesto a equivocarme, a agarrame más fuerte a lo que creo querer. Sólo por el beneficio de la duda.

Pero a partir de ayer el valor de las cosas es, si cabía (y cabía), aún más relativo.

domingo, 16 de diciembre de 2007

Puedes elegir entre kiwi o trolebús

.
.


.

.

Es precioso ese momento, después de la consciencia pero antes de la acción, donde entendemos lo que tenemos que hacer. Porque antes no sabemos nada. Y después sabemos demasiado.

Y no es que no sea bonito, intenso el después, es decir, el estar metido en el meollo hasta el fondo. Con todos los logros que vayan viniendo, los problemas que se van presentando, reconociendo alguna derrota…
Pero ese momento justo antes de actuar tiene la emoción de las grandes manifestaciones contra la guerra; contra algún asesino que ha disparado en la nuca de algún político del norte de españa.
Tiene una intensidad especial. Diferente a la que se da una vez ya estamos embebidos en el proceso. Una intensidad algo ingenua, pero que pone los pelos de punta.

De manera que aquí estamos los humanos, intentando salvar lo que hemos puesto en peligro. Sólo porque con ello desapareceríamos nosotros. Y eso nos pone muy serios. No son bromas. No habrá nadie para hacer la película.

Totalmente de acuerdo con Inmanuel en lo de que la paloma, aunque crea que volaría mejor en el vacío, sin aire no se sostendría. Sin su oposición no es nada. De principio a final, hasta el núcleo y desde el infinito: nada.
Como mucho, para algún optimista, un bicho defectuoso, incoherente y contradictorio. Como el kiwi o el trolebús.

Reconozco, sin embargo, que me gusta ver la paloma con vida, y volando. Que me han parecido bonitas las lágrimas de de Boer. El que no es futbolista. Sosteniéndonos en el aire artificial, el que nosotros nos encargamos de generar con pulmones de hojalata, en el creemos ciegamente. Negando el vacío, una y otra vez, a la vez que caemos por él.

martes, 11 de diciembre de 2007

Qué cosas tan bonitas me dices, cariño

( ♪ miedo a la muerte estilo imperio, astrud ♪ )







No voy a decir que tengo corta la línea de la vida, porque no creo en estas cosas.

Pero puedo decir que tengo corta la que algunos llama la línea de la vida, la de la mano izquierda (que es la buena).

Si miras la foto no sólo es corta sino que además, para mas inri, relativamente pronto se quiebra y se desdobla. Esto quizá signifique un periodo en coma, o una muerte temprana. No sé. Repito que no creo en estas cosas. Pero me llama especialmente la atención un corte que me he hecho alguno de estos últimos días, sin darme cuenta, pero que hoy he visto y me escuece. Se aprecia mejor en el centro de la última foto de la secuencia, en perpendicular a mi linea, más profundo que ésta.

No saber cómo me lo he hecho tiene su aquel...y realmente daría mal rollo a todos los que habeis leido esto si yo muriera, por ejemplo, al año que viene verdad? Lo sé, yo tampoco creo en estas cosas.

Pero daría muy mal rollo.


viernes, 7 de diciembre de 2007

A Dios

Alguien tiene que avanzar algo, de una vez por todas, en el tema de las despedidas.

Alguien podría invertir en la investigación. Pero a nadie le importa bastante aunque todos pasemos por ello como auténticos desastres.

Probablemente si viviéramos 500 años, y nos despidiéramos más a menudo, esto dejaría de ser así. Pero no es el caso.

El caso es que las despedidas, las de verdad, son momentos torpes, con cierto aire surrealista. Uno se siente a medias entre la realidad y el recuerdo vago de alguna película; tiene también la sensación de estar escribiendo a mano la historia de su propia vida. Nos llama la atención que en esos momentos no haya música. Esto último es algo muy agridulce. Quiero decir que es muy agrio antes de despedirnos; y muy dulce después de hacerlo. Podríamos decirlo al revés. O una mezcla entre los dos. Cara a cara con lo sublime nos ponemos nerviosos, y la lengua se nos traba.

Y no es realmente sublime este hecho. Pero sí para un pequeño humano.

Y claro que habrá gente - hay gente para todo - que diga que es eso precisamente lo que les encanta. Yo estoy entre ellos. Pero también pienso que podríamos despedirnos de la misma manera que hacemos un barquito de papel. O igual que le echamos el azúcar al café. Es decir que empezamos, procedemos, y acabamos. Y es precioso también, no?

[ Normalmente, o eso pienso yo, los actos hedonistas tiene dos caras.

Está bien no dejarse encandilar. Pasar más o menos rápido a la autocrítica. Y creo que después se está en condiciones de sacarle algo de jugo a la situación.

Uno no puede ser mucho más de lo que és. No a corto plazo. ]

Parece que los más sabios, los que tienen más experiencia en el tema de las despedidas, sólo saben no hablar de más. Apretar lo justo en el abrazo. No girarse una vez han empezado a andar. O sí, no lo sé. Yo voy probando pero siempre me siento patoso.

Y cuántas veces nos vamos a despedir de verdad en nuestra vida…4? 5?

De manera que esta es una empresa realmente sin futuro. A nadie le saldría rentable. Y menos teniendo en cuenta que la despedida más grande, la Despedida, sólo unos pocos tienen oportunidad de hacerla en condiciones. Y aún así, con todo a su favor, con toda una vida para haberla preparado, quedan como unos gilipollas. Aunque las lágrimas, los llantos y el respeto de los presentes intenten ocultar la chapuza.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Takk


( ♪ takk, sigur ros ♪ )
Podemos darle gracias a la vida primero por estar vivos. Y hay incluso quien considera oportuno hacerlo porque además podemos ir tirando, alegando que no es poco…

…y parecen un gran argumento todos los buenos recuerdos que tenemos hasta ahora, alguno malo que nos haya servido de mucho, los momentos increibles y las personas con las que los asociamos (recordando las que no están, disfrutando de las que sí, pensando en las que faltan…), o las que llamamos pequeñas cosas, tan grandes como las Grandes… …y el día en que nacimos (por mucho que no lo recordemos), o aquel en que pudimos reconocer que nos sentíamos realizados, o el que logramos lo que más hayamos querido en nuestras vidas, o el día que lo perdimos y lo volvimos a recuperar, o la primera vez que lloramos de alegría por algo triste, de tristeza por algo alegre…


Tenemos todo esto en nuestras manos. Podríamos llenarnos la boca con ello. Masticarlo. Digerirlo. Dar las gracias.


Pero lo malo pesa más que lo bueno. Lo malo está asegurado. Lo bueno en cambio no. Y cuando consideramos lo bueno y lo malo hechos de la misma substancia, entonces es que ya estamos incapacitados de por vida. Y lo malo será eterno mientras consideremos lo bueno un estado relativamente mejor. Pero al final no importa la gestión de nuestros razonamientos, porque viene la muerte, siega nuestra vida, se acabó la discusión. ¿Cómo has acabado? Mal. Eso nos pasa por creer que lo bueno era estar vivos. Pero no teníamos otra opción. De acuerdo. Es verdad.


Por esto la vida es tan hija de la gran puta. Igual que si me encierran en una jaula y luego me ofrecen pan. Me niego a dar las gracias. Ni por todas esas personas, ni por todos esos momentos, ni por nada de lo que llegue de afuera. Como mucho haré lo que con el pan: cogerlo rápidamente, comerlo, guardarlo en la memoria, pasarle un cacho a alguien, pero a quién... nos enjaulan uno a uno. Y además conocemos nuestro fin. No se puede ser más cruel. Gracias de qué...

viernes, 16 de noviembre de 2007

De todo corazón...sigue, prosigue, avanza...

No. No soy yo otra vez, el que vuelvo con los temas de siempre. Con la muerte, el sentido, la consciencia…Eres tú, que te has vuelto a olvidar. Y me parece, lo digo de corazón, sinceramente, muy bien.

Es la puta vida, la que vuelve a llevarse otro ser humano relativamente cercano así, de repente. Cuando estaba mirando a otro lado. Despistado. De un infarto. Y podría haber sido un cáncer, como acostumbra a hacerlo últimamente. Pero no. Un infarto. Deportista. 38 años. Como cada vez que alguien joven se muere: una persona excelente, la vida por delante, mujer, hijos...lo de siempre, vamos.

Entre un recién nacido y un oscuro ser que se encarga de hacer autopsias como churros (cariño, este mes haré horas extra) encontramos, como casi siempre, tooodos los puntos intermedios.

A mí ya no me sorprende como antes, enterarme de cosas como esta. Iba en el coche y se empezó a encontrar mal. Se bajó y se quedó frito. Frito. Que terrible asociado a un infarto. Pero esto no quiere decir que me acostumbre. Al revés, cada vez que sucede, mientras tomo el café leyéndolo en algun diario, coleando, me seco el ligero intento de sudor en la frente. Pienso Vaya…ha pasado cerca… Y recuerdo que ya había olvidado que vivimos arrodillados, con las manos entrecruzadas, deseando creer en algo. Incapaces, pero deseándolo. Y como lo hemos aceptado creemos que tienen sentido, nuestros pasatiempos. Aunque esto no sea cierto. Aunque lo único que les da sentido sea el olvidar que no lo tienen. Porque dentro de ese hechizo creemos en la vida. En los verbos continuar, proseguir, avanzar. Como hacen los deportistas. Admirable su fijación.

Que en parte es lo que hago yo ahora mismo. Porque lo hago para prevenir(me), para concienciar(me), para permitir(me) cualquier cosa. Escribir acerca de alguien que ha muerto. Y pienso si muero dentro de poco…¿alguien escribirá acerca del chico muerto (que sin embargo emanaba vida) que escribía acerca de otros muertos, quizá porque este razonamiento le pareció un bucle irónico? Incluso este puto bucle sólo piensa en proseguir, avanzar, continuar…Y la suerte que tenemos de que esto sea así.

Me crucé un par de veces contigo, en campos de futbol repletos de vida. Tú ni me recordarás. Ahora mismo estarás muy liado, imagino, con temas de papeleo. En fin, Navarro, suerte por ai arriba. Nos vemos dentro de poco. Relativamente pronto.

.


lunes, 12 de noviembre de 2007

Pensamiento nº 2: saliendo y cerrando la puerta de otro mundo

Hoy he dudado, por primera vez, si lo que hago con algunos sentimientos es desmontarlos (lo cual no estaría finalmente mal) o estropearlos.
.
Porque algunos sentimientos se pueden romper.

domingo, 11 de noviembre de 2007

O todo o nada, lo siento

Cuando imaginamos distancias, nos da lo mismo 100 años luz que 200.000. Entendemos 1 centímetro, 2 metros, 100 kilómetros…pero a partir de un número relativamente pequeño ya nos parece todo una masa enorme de espacio vacío más o menos oscuro en el que ni siquera imaginamos actividades reales que pudieran tener lugar. Lo mismo pasa por debajo de la escala. Qué más da que lo que en verdad nos constituye finalmente se pueda medir en nanómetros o en picómetros…
.

Pero cuando de lo que hablamos es de la complejidad de algún sistema que funciona, al llegar a ese punto de pérdida de la noción lo llamamos tranquilamente vida.

No es vida, por ejemplo, que la cafetera al fuego haga hervir el agua, que esta suba en forma de vapor, recoja parte del café, atraviese algo así como un tubito, se decante en dos direcciones y se vuelva a condensar para resultar de todo esto un líquido ahora oscuro casi opaco con sabor a olor de planta.. Entre otras cosas porque el proceso lo hemos desencadenado nosotros, porque sabemos lo que pasará, entendemos su mecanismo a la perfección y por tanto ya no nos sorprende que suceda así, matemáticamente.

Tampoco es vida un programa informático que responde a nuestras preguntas. Que dice ¡No seas tan rudo! cuando ya te aburres con él y empiezas a insultarle. Que cuando le dices Me voy a follar a tu madre te contesta No estoy seguro de haberte entendido. ¿Puedes reformular tu pregunta por favor?. Pero con estas cosas hacemos un pequeño matiz, y hablamos de inteligencia artificial.

En cambio una persona tirada en la calle, llorando, secándose las lágrimas. El tiempo que pasa y el abuelo que muere. Tú realizando tus proyectos., los de vida. ¿Cómo?¿Natalia tiene cáncer?! Nos han concedido el préstamo. He suspendido el teórico. Hace 20 años que nos conocemos. No tuvo tiempo de salir.¡Felicidades!. ¿Qué vamos a hacer ahora? Tú no lo entiendes. Ida y vuelta 30 euros, con tasas. Sigue, no pares.Vámonos de aquí. Jaja. Faltan 2 meses. ¡Vete a la mierda!. Nunca pensé que se me iría de las manos. Te has cortado mucho el pelo. Qué palo subir andando. Le pones un poco de albahaca y te queda de vicio.¡Mierda, tiburones! No pienso ceder a eso. Dos aguacates un euro.Tiene vistas al mar. Es clavadito a su madre…a todo esto sucediendo en el cerebro de 9000 millones de organismos que milagrosamente funcionan relacionándose entre ellos le llamamos vida. Porque no entendemos del todo los procesos. Ni los podemos planificar. Ni tan solo podríamos asegurar cómo funcionan, de principio a fin, cada uno de esos cuerpecitos.

Por eso a veces, cuando estoy solo, me emociona hundir la cuchara en el azucar, oír el sonido que produce, levantarla en posición horizontal, acercarla hasta la taza, rotarla sobre su eje, dejar caer esos cubitos blancos translúcidos, observar cómo aguantan medio segundo en la superficie, cómo se tiñen del color del café y cómo despues se hunden. Como ahora. Magnífico. Ha sido un espectáculo.

Porque llego a la conclusión radical de que o todo esta vivo o todo esta muerto. Y me emociona pensar que al hacer café he creado una vida, la he presenciado, la he visto morir. O mirado desde el otro lado: que mi vida no es nada. Que estoy tan muerto como la taza y la cucharilla ahora mismo. Que sólo estoy en este momento hirviendo, ascendiendo, pasando por un tubito.
.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Problema de álgebra nº 1

Te compras un periódico que cuesta 1,5 €, y pagas un suplemento de 6 € para llevarte la película de los martes. Por cosas de la vida, una semana después te das cuenta de que ni habías abierto el diario cuando lo tiraste, tan solo habías mirado la portada.
.
¿Cúanto te ha costado la película realmente?
.
respuesta a: 6 €
respuesta b: 7,5 €
respuesta c: algo intermedio entre las dos respuestas anteriores
respuesta d: todo esto es una patraña, ninguna de las anteriores es válida

lunes, 22 de octubre de 2007

Escala de grises


Si tu vida durara 1 minuto, y lo supieras al nacer. Si pudieras entender lo que aquello significa realmente. Interiorizarlo y actuar en consecuencia. Quizá te quebrarías y caerías al suelo. Con la tíbia o el fémur partidos por la mitad. Podrías cantar, o gemir, o gritar…(romperme las cuerdas vocales gritando creo que es lo que yo haría). Quizá simplemente no te diera tiempo a hacer nada. No existirían ni el amor ni el odio.


Si durara un poco más, 1 hora, quizá podrías intercambiar algo con otros seres que estuvieran cerca. Miradas, caricias, sexo, puñetazos… Te daría tiempo a creer en algo. Y a maldecirlo. Pero lo harías todo con un sudor frío permanente. No podrías olvidar que tu aliento se agota en breve.


Si tuvieras 1 día de vida asegurado empezarías a creer que es injusto que algunos vivan 22 horas y media, y otros en cambio 26. Tendrías tiempo de intentar trazar algún plan inútil, en busca de algún fallo inexistente en la broma más macabra que alguien pudo imaginar. Estarías todo El Día, tu día, repitiéndote que tu alma dejará de sonar dentro de muy poco, apenas unas horas.


Y si tu vida durará un mes, o un año, empezarías a rellenarla con sueños, recuerdos sentimientos, pensamientos…tan inútiles como este. Y podrías empezar a decir que has vivido. Podrías olvidarte en ciertos momentos de que todo se acaba. De que nada empieza realmente. Que sólo existen pequeños simulacros de erupciones de vida.


Y según vas aumentando la esperanza de vida encuentras más rincones donde situarte, recogido, agachado, desnudo, despistado…haciendo cualquier cosa con tal de no mirar el temporizador que corre marcha atrás. El que ya sabe, desde que naces, el tiempo que ha de pasar hasta que tu cuerpo se muera, cuando tu cerebro aún disponga de unos segundos para escuchar los sonidos que sin embargo no podrás procesar.



Si por contra tu vida fuera casi eterna, si durara diez mil millones de años, probablemente no te preocuparías de nada de esto hasta el final, cuando aún te quedaran 500 o 600 años. Mucho más que a cualquier ser humano actual.

Y podrías seguir aumentando. Y entender cómo es sólo la cifra de segundos, por ejemplo, la que juega al escondite con tus grados de conciencia.

Pues bien, en algún lugar entre estos dos extremos, entre no olvidarlo y olvidarlo por completo, más cerca del primero que del segundo, nos encontramos todos nosotros.

Pequeñas llamas pendientes de un hilo.

lunes, 15 de octubre de 2007

La posibilidad de una comunicacíon

( ♪ Azul cabeza abajo, Maga ♪ )
.
(NO hablo de la presencia del objeto en sí ni de las posibilidades de comunicación que nos ofrecen un telefono fijo, uno móvil, un ordenador…)

No es lo mismo llevar movil en el bolsillo que no llevarlo. Y no es lo mismo llevarlo encendido que apagado.

Y aún con el ordenador apagado en su interior, no es lo mismo una habitación en la que sabemos que hay conexión (la línea física de cable) que si no la hay.

Me estoy refiriendo a que estos aparatos, sus cables, sus emisores y receptores…son el soporte físico de una comunicación en potencia. Y eso me es indudablemente útil, agradable alguna vez, cuando necesito comunicación, ver a qué hora es el cine, enviar un email…pero otras veces me incomoda tanto como un extraño mirando de manera sospechosa.

La posibilidad de comunicación viene a ser entonces como la política, una engorrosa necesidad. Una obligación ineludible, finalmente.

Lo que intento decir es que no quiero tener un fijo en la buhardilla. Aunque nunca fuera a sonar. No quiero ni que exista esa posibilidad. No quiero un aparato de esos en mi habitación, y ver cómo un cable sale de él, cómo recorre una parte de mi casa y cómo se empotra en la pared, sabiendo como sé que aquello supone vincularme con todo el planeta.

Ya tengo suficiente con el wifi que robo al vecino, y con el teléfono movil y sus escalofriantes, quizá cancerígenas e inalámbricas conexiones. No podría soportar mucho más.

Y esto que acabo de decir demuestra lo escuálida que resulta nuestra percepción. Lo selectivo de nuestros miedos y nuestras pasiones ocultas. La masa tan caprichosa de reacciones viscerales que representamos.

viernes, 12 de octubre de 2007

Deconstrucción de algo







jueves, 11 de octubre de 2007

Pensamiento y comentario nº 1: en el tren

Pienso que es muy delatador llevar un libro y no tener un lapiz a mano. Lo es tanto o más que observar que no se ha doblado ni una sola de las esquinas de las hojas.
.
Si estos dos factores se juntan, la sospecha se convierte en certeza. Eso es lo que pienso.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Futuro mate

( □ Cerebro 2, Ajubel □ )
( ♪ Rid of me, PJ Harvey ♪ )

Cuando era pequeño, mucho antes de empezar esta carrera, ni siquiera me planteé que en las obras, a parte de construir edificios, pudieran deconstruirlos.

Yo sólo diferenciaba entre construcciones por un lado, y demoliciones por otro.

Las demoliciones, en la mayoría de casos, vienen motivadas por alguien que o bien tiene prisa o bien no quiere gastarse tanto dinero. Dos motivos muy razonables y respetables. O pueden ser también la manera de dejar claro que zanjamos algo de golpe. De demostrar que acabamos con algo sin respeto; o con el respeto de los toreros hacia los toros. Esto último, finalmente, inútil para mí. Y repito: finalmente.

Me he pasado toda la vida construyendo edificios. Como todos. Y no veo ningún problema en esto. *

Pero curiosamente cuando empiezo a acabar la carrera, surge ante mi con más fuerza que nunca, con la sensación de que ni puedo ni quiero hacer nada para pararlo, la convicción de que lo mejor que podré hacer en mi vida con el título de arquitecto va a ser deconstruir.

Y cuando digo lo mejor me refiero a muchas cosas: a lo más útil, a lo que más emoción me puede reportar a lo largo del día (no me gusta acumularla demasiado para luego comprobar que había escapes y que realmente, al final, he recogido menos con el paso del tiempo…), a que es en lo que creo que puedo servir de forma más eficiente, en la manera de encarar las cosas en que más potente me siento (jodida voluntad de poder, al final será cierto…) …

Y tengo en la manga un argumento nada despreciable: la deconstrucción permite reciclar. Un dato importante teniendo en cuenta lo corta que es nuestra vida.

Y hay quien puede construir y construir obra nueva. Cada cabeza es un terreno individual e infinito en superficie, con el tiempo limitado.

Pero hay quien no puede. Ya no.

Por esto defiendo la deconstrucción de los edificios. Y probablemente exista una solución más original, más eficiente, más económica, más elegante, más divertida, más compleja, más mejor.

Pero a diferencia de las religiones, hay convicciones que surgen de las entrañas, una vez desmontadas las primeras capas del cerebro. Y entonces uno no tiene más remedio que urgarse en ese agujero con los dedos. Con algun aparato metálico. Alguna estaca o algún martillo. O empezar abriendo por otra zona. Pero para entonces ya sabe lo de que el tiempo es limitado, y quizá no le salga rentable. O quizá no tenga fuerzas. Y en todo caso ya se está desangrando, por
si no se había dado cuenta.

.

lunes, 8 de octubre de 2007

No podría convencer a nadie. Demasiado malos y subjetivos mis argumentos.

Sólo sé que vuelven las largas noches de blog. Los 10 minutos que he tardado en escribir estas dos lineas y media.

Takk

( ♪ takk, sigur ros ♪ )





Podemos darle gracias a la vida primero por estar vivos. Y hay incluso quien considera oportuno hacerlo porque además podemos ir tirando, alegando que no es poco…

…y parecen un gran argumento todos los buenos recuerdos que tenemos hasta ahora, alguno malo que nos haya servido de mucho, los momentos increibles y las personas con las que los asociamos (recordando las que no están, disfrutando de las que sí, pensando en las que faltan…), o las que llamamos pequeñas cosas, tan grandes como las Grandes…

…y el día en que nacimos (por mucho que no lo recordemos), o aquel en que pudimos reconocer que nos sentíamos realizados, o el que logramos lo que más hayamos querido en nuestras vidas, o el día que lo perdimos y lo volvimos a recuperar, o la primera vez que lloramos de alegría por algo triste, de tristeza por algo alegre…

Tenemos todo esto en nuestras manos. Podríamos llenarnos la boca con ello. Masticarlo. Digerirlo. Dar las gracias.

Pero lo malo pesa más que lo bueno. Lo malo está asegurado. Lo bueno en cambio no. Y cuando consideramos lo bueno y lo malo hechos de la misma substancia, entonces es que ya estamos incapacitados de por vida. Y lo malo será eterno mientras consideremos lo bueno un estado relativamente mejor. Pero al final no importa la gestión de nuestros razonamientos, porque viene la muerte, siega nuestra vida, se acabó la discusión. ¿Cómo has acabado? Mal. Eso nos pasa por creer que lo bueno era estar vivos. Pero no teníamos otra opción. De acuerdo. Es verdad.

Por esto la vida es tan hija de la gran puta. Igual que si me encierran en una jaula y luego me ofrecen pan. Me niego a dar las gracias. Ni por todas esas personas, ni por todos esos momentos, ni por nada de lo que llegue de afuera.

Como mucho haré lo que con el pan: cogerlo rápidamente, comerlo, guardarlo en la memoria, pasarle un cacho a alguien, pero a quién... nos enjaulan uno a uno. Y además conocemos nuestro fin. No se puede ser más cruel. Gracias de qué...