Ser, no ser, ser un poco, serlo mucho...
A es pasional e impulsivo. Blanco (o negro). No se acaba los libros y los devuelve tarde.
B es lo contrario. Reflexivo. Pensativo. Negro (O blanco). Tiene una gran biblioteca.
A hace caso a su corazón. Le fue infiel a su pareja. Pero se lo dijo. Y ahora están mejor que nunca. A y su novia se meten coca juntos.
B lleva la carrera genial. Sale de fiesta, bebe y toma coca también. Pero sabe cuando hacerlo. Nunca se le fue de las manos. Nunca montó un numerito.
A ha pagado, sumando todas las veces, unos 50 euros en comisiones al banco, por no tener a principios de mes el dinero del alquiler. Cosa que nunca le pasa a B, que lleva las cuentas por internet e invierte en bolsa.
Y A cuenta orgulloso en las fiestas que le echaron de dos colegios. Que una vez rechazó un trabajo. Y B se ríe mucho con A. Lo mismo que A con B.
A y B se envidian mutuamente. No demasiado. Sólo un poco, en el fondo. El sentimiento tan humano de querer lo que no tienes. Pero B entiende perfectamente porqué envidia a A. Y porqué, finalmente, no quiere estar en su lado.
A en cambio sólo sabe que son diferentes. Y que él está muy bien donde está. O que en todo caso él no puede ser diferente. Ya no. Vive al máximo. Arriesga. Y ese es su oxígeno. A es un cometa precioso.
B tiene un iPod de 4 gigas. Le ha cambiado los auriculares blancos por otros mejores, pero que sobretodo tienen el cable negro. Nada le indica a los otros viajeros del metro que lo que B lleva en el bolsillo sea un iPod.
Y A, que también tiene un iPod pero de 30 gigas, si tiene el cable negro es por casualidad. Porque así venía con los grandes auriculares que siempre lleva encima.
B escribe en un blog. Se fue de erasmus con las cosas muy claras. Volvió decepcionado. No encontró lo que esperaba.
A tiene 3 libretas donde apunta todo. Donde cuando lo busca no encuentra nada. Se fue de erasmus el mismo año. Como son amigos A fue a ver a B a Helsinki. A y B hablan entre ellos. De ellos mismos. Se alegran de ser quien son. De estar donde están. Si no fuera así pondrían remedio.
Y C, que es apátrida, tambien tiene un iPod. No fue infiel. Escribe. Llora. Sabe traiCionarse. Dejarse llevar. Grita. Se afeita en las entrevistas, depende de quién las haga. C no es blanCo. Ni negro. Ni gris. Porque C no es Concreto. C Cambia. Sabe que Cualquier postura es efímera. Que el equilibrio es imposible, sólo teóriCo. Pero lo busCa. Y lo vive. Lo representa. Lo interpreta. Lo explota.
Y lo más importante, norma vital e inevitable para C, es que ese equilibrio resulte un sistema Compensado, estable y produCtivo no por seguir un funCión Constante e horizontal, sino por ser la mezCla imperfeCta, humana, Carnal, reflexiva, impulsiva, pensativa y pasional de los máximos y mínimos, de lo que a él le parecen las mejores cualidades de A y de B, y de cualquier posición que se imagine.
Y porque esto es una utopía, C ni siquiera es C por muCho tiempo.
Pero es.
B es lo contrario. Reflexivo. Pensativo. Negro (O blanco). Tiene una gran biblioteca.
A hace caso a su corazón. Le fue infiel a su pareja. Pero se lo dijo. Y ahora están mejor que nunca. A y su novia se meten coca juntos.
B lleva la carrera genial. Sale de fiesta, bebe y toma coca también. Pero sabe cuando hacerlo. Nunca se le fue de las manos. Nunca montó un numerito.
A ha pagado, sumando todas las veces, unos 50 euros en comisiones al banco, por no tener a principios de mes el dinero del alquiler. Cosa que nunca le pasa a B, que lleva las cuentas por internet e invierte en bolsa.
Y A cuenta orgulloso en las fiestas que le echaron de dos colegios. Que una vez rechazó un trabajo. Y B se ríe mucho con A. Lo mismo que A con B.
A y B se envidian mutuamente. No demasiado. Sólo un poco, en el fondo. El sentimiento tan humano de querer lo que no tienes. Pero B entiende perfectamente porqué envidia a A. Y porqué, finalmente, no quiere estar en su lado.
A en cambio sólo sabe que son diferentes. Y que él está muy bien donde está. O que en todo caso él no puede ser diferente. Ya no. Vive al máximo. Arriesga. Y ese es su oxígeno. A es un cometa precioso.
B tiene un iPod de 4 gigas. Le ha cambiado los auriculares blancos por otros mejores, pero que sobretodo tienen el cable negro. Nada le indica a los otros viajeros del metro que lo que B lleva en el bolsillo sea un iPod.
Y A, que también tiene un iPod pero de 30 gigas, si tiene el cable negro es por casualidad. Porque así venía con los grandes auriculares que siempre lleva encima.
B escribe en un blog. Se fue de erasmus con las cosas muy claras. Volvió decepcionado. No encontró lo que esperaba.
A tiene 3 libretas donde apunta todo. Donde cuando lo busca no encuentra nada. Se fue de erasmus el mismo año. Como son amigos A fue a ver a B a Helsinki. A y B hablan entre ellos. De ellos mismos. Se alegran de ser quien son. De estar donde están. Si no fuera así pondrían remedio.
Y C, que es apátrida, tambien tiene un iPod. No fue infiel. Escribe. Llora. Sabe traiCionarse. Dejarse llevar. Grita. Se afeita en las entrevistas, depende de quién las haga. C no es blanCo. Ni negro. Ni gris. Porque C no es Concreto. C Cambia. Sabe que Cualquier postura es efímera. Que el equilibrio es imposible, sólo teóriCo. Pero lo busCa. Y lo vive. Lo representa. Lo interpreta. Lo explota.
Y lo más importante, norma vital e inevitable para C, es que ese equilibrio resulte un sistema Compensado, estable y produCtivo no por seguir un funCión Constante e horizontal, sino por ser la mezCla imperfeCta, humana, Carnal, reflexiva, impulsiva, pensativa y pasional de los máximos y mínimos, de lo que a él le parecen las mejores cualidades de A y de B, y de cualquier posición que se imagine.
Y porque esto es una utopía, C ni siquiera es C por muCho tiempo.
Pero es.
Yo votaría C's, claramente.
:o)
Un abrazo, pirata
Siempre me ha gustado cuando haces esas comparaciones de A, B y C.
Cuidate amigo
Che