lunes, 8 de octubre de 2007

Takk

( ♪ takk, sigur ros ♪ )





Podemos darle gracias a la vida primero por estar vivos. Y hay incluso quien considera oportuno hacerlo porque además podemos ir tirando, alegando que no es poco…

…y parecen un gran argumento todos los buenos recuerdos que tenemos hasta ahora, alguno malo que nos haya servido de mucho, los momentos increibles y las personas con las que los asociamos (recordando las que no están, disfrutando de las que sí, pensando en las que faltan…), o las que llamamos pequeñas cosas, tan grandes como las Grandes…

…y el día en que nacimos (por mucho que no lo recordemos), o aquel en que pudimos reconocer que nos sentíamos realizados, o el que logramos lo que más hayamos querido en nuestras vidas, o el día que lo perdimos y lo volvimos a recuperar, o la primera vez que lloramos de alegría por algo triste, de tristeza por algo alegre…

Tenemos todo esto en nuestras manos. Podríamos llenarnos la boca con ello. Masticarlo. Digerirlo. Dar las gracias.

Pero lo malo pesa más que lo bueno. Lo malo está asegurado. Lo bueno en cambio no. Y cuando consideramos lo bueno y lo malo hechos de la misma substancia, entonces es que ya estamos incapacitados de por vida. Y lo malo será eterno mientras consideremos lo bueno un estado relativamente mejor. Pero al final no importa la gestión de nuestros razonamientos, porque viene la muerte, siega nuestra vida, se acabó la discusión. ¿Cómo has acabado? Mal. Eso nos pasa por creer que lo bueno era estar vivos. Pero no teníamos otra opción. De acuerdo. Es verdad.

Por esto la vida es tan hija de la gran puta. Igual que si me encierran en una jaula y luego me ofrecen pan. Me niego a dar las gracias. Ni por todas esas personas, ni por todos esos momentos, ni por nada de lo que llegue de afuera.

Como mucho haré lo que con el pan: cogerlo rápidamente, comerlo, guardarlo en la memoria, pasarle un cacho a alguien, pero a quién... nos enjaulan uno a uno. Y además conocemos nuestro fin. No se puede ser más cruel. Gracias de qué...

3 Comments:

At 9 de octubre de 2007, 2:11, Anonymous Anónimo said...

takk

 
At 9 de octubre de 2007, 17:01, Anonymous Anónimo said...

¿En qué momento dejó de divertirme chapotear y pasó a cabrearme pisar un charco?

Hoppípolla

Hay cosas que no se olvidan

 
At 13 de octubre de 2007, 20:20, Anonymous Anónimo said...

Qué bien Sus... Me encanta sentir que algo se me revuelve dentro, aunque sea mínimo o momentáneo. Sabes escribir sobre lo que pienso sin darme cuenta. Eres cómo mi agenda personal, pero mejor. Si esto no es lo que me quisiste enseñar esa noche espero que lo publiques pronto. Un bissou tres fort!

 

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